Artículo del diario La Nación. Por Marcos Moraga
| La samba de la cárcel | |
| En noviembre de 2007 se anunció la construcción de un centro cultural en los terrenos de la ex cárcel de Valparaíso. Pero los ocupantes de la cárcel quieren devolver el regalo, contra desalojos policiales e incendios provocados. ¿Por qué la obra del arquitecto brasileño no es bienvenida tras las rejas? |
"Esta es una ciudad marcada por el fuego", dice Soledad Torres, actriz de la compañía de teatro Urgente Delirio, sentada a la entrada del Parque Cultural ex Cárcel de Valparaíso. Son casi dos hectáreas y media de un recinto penal hoy cedido a talleres y actividades comunitarias, antes ocupado por los presos del puerto y hace dos siglos empleado como almacén de pólvora. En los últimos meses, la ex cárcel tampoco se ha salvado de las llamas. Siete incendios en un año y medio; intencionales, según Bomberos. Robos y desalojo con carabineros. Y un megaproyecto arquitectónico proyectado por el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer, firmando la pena de muerte para el viejo penal. La diferencia es que de esta cárcel, los residentes no quieren salir.
El proyecto Niemeyer fue presentado en noviembre de 2007. Están las maquetas, está la plata, pero no está la cárcel. "Hay muchos proyectos artísticos y culturales que no se pueden parar por la irrupción de este elefante blanco", dice Sergio Miranda, integrante de la directiva de la Corporación Parque Cultural ex Cárcel. La corporación está en contra del proyecto, y según comentan, tanto bombo es por nada. Las curvas de Niemeyer no se instalarán en Cerro Cárcel. "Es Niemeyer, y uno dice 'cómo no'. Lo que más se está valorando es el nombre, pero como propuesta arquitectónica está totalmente fuera de contexto: es un implante a Valparaíso", dice Cristián Romo, mientras trabaja una escultura en su taller Crisálida, emplazado donde, según la maqueta, debe ir una cúpula gigante, un centro de eventos con explanada al aire libre: "Pero lo que más ha producido trastornos acá estamos aquí hace cuatro años son los constantes incendios y el desamparo de la intendencia con este lugar".
Las galerías de la cárcel hoy están cerradas; adentro, vigas quemadas están tiradas en las pozas que dejó la última lluvia, entre algún proyecto de arte entre los escombros. Pero pese al abandono actual, en 2004 tras el nombramiento del casco histórico de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad el edificio fue declarado Inmueble de Conservación Histórica. Una condición que no permite su demolición para levantar la estructura de Niemeyer. El concejo municipal debía quitarle ese título, pero rechazó la moción durante la última semana de julio. Ganó la primera apelación a la sentencia de muerte. Y la última victoria, según Francisco Marín, presidente de la Corporación Parque Cultural ex Cárcel: "Para nadie es un misterio que el proyecto Niemeyer no va. Se cayó. Acabamos de tener una reunión con el intendente [Iván de la Maza], y él cree que el convenio no se firma. Nosotros, en cambio, tenemos varios proyectos de restauración".
HORARIO DE VISITAS
Igor Guzmán es parte del nuevo equipo de seguridad que contrató el gobierno regional luego del desalojo. No estuvo para los incendios. Pasando el paredón hay unos niños de un colegio cercano peloteando, pero aparte de eso, la mañana es tranquila. Cuenta que muchos talleres se han ido después de los incendios consecutivos y el desalojo de abril, cuando Carabineros prohibió la entrada por un mes al recinto. La pausa acabó mediante un recurso de protección que aseguró el ingreso de la comunidad al parque. "Lo que queda es hacer contrapropuestas de restauración; ya tenemos unas que realizaron alumnos de arquitectura de la Universidad Católica", dice Miguel Muñoz, actor de la compañía Urgente Delirio, que opera en la cárcel.
El Parque Cultural ex Cárcel comenzó sus actividades el 2000, un año después que la población penal se trasladara hacia un nueva penitenciaría en el sector de La Pólvora. Bienes Nacionales invitó a la comunidad para ocupar el recinto, aunque la intendencia hoy administra el lugar. De a poco, la residencia canera comenzó a albergar teatro, pintura, circo, pichangas, tocatas. Las organizaciones autogestadas bajaron un primer proyecto durante el Gobierno de Ricardo Lagos, que proponía un complejo cultural mitad residencial, a cargo de la empresa Novaterra. Hoy, esas organizaciones están divididas. "Se fueron los que transaron", dice Juana Allún Newén Huenchumil, "la Ñaña", como la saludan los comensales que desde hace siete años llegan a su comedor mapuche.
Entre los que hoy ocupan la cárcel, no descartan que los incendios sean parte de una estrategia del terror para abandonar el local. Pero recientemente, las organizaciones que permanecen adentro dieron otra señal de que de la cárcel no se van: se inauguraron los talleres del segundo semestre de 2008, con la presencia de Mauricio Redolés. "Sería súper exótico instalar una huevá de Niemeyer ahí donde hay un monumento prácticamente histórico que es esa cárcel", cuenta el músico. "La conozco como profesor, tallerista y pensionista, y en sus años de funcionamiento tiene cualquier cantidad de historias. Es un insulto para Niemeyer, en primer lugar, y una desubicación de Niemeyer haber aceptado ponerse ahí. Entre el insulto y la desubicación, entre borrachos y desorientados, andamos con esta huevá. Y si les resulta incómodo a los inversionistas, vayan acostumbrándose, porque vamos a defender centímetro a centímetro nuestros monumentos".
"La Ñaña" advierte: "A Niemeyer, como brasileño, le diría que se vaya a Brasil. Allá donde vive Xuxa". Marcelo hace un taller de serigrafía, acaba de entrar al comedor a comer catuto. "El proyecto es un asco", comenta, "que pongan esa cúpula futurista en el borde costero, total entre tantos edificios que han levantado, va a ser una huevada más, pero acá hay un entorno patrimonial que no se está respetando". Sergio Miranda, director del Centro de Experimentación Comunitaria que funciona en la cárcel, se sirve un café. "Todavía el Gobierno tiene un megaproblema: nosotros. Pese a todos los anuncios, el proyecto está en cero". La sentencia, de este lado de las rejas, está dictada: cárcel perpetua. LCD
